miércoles, 29 de agosto de 2012

 

 Compartamos algunos cuentos

Durante los distintos Talleres de Gimnasia Mental sus concurrentes han escrito obras como las que podrán leer  a continuación:

 

Mascotas


  Autora: Sra. Nélida Viñas

18 /11/2009

Buenos Días Honorable Cámara de Diputados. Hoy no van a concurrir los diputados al recinto, sino sus mascotas para discutir algunas leyes que ellas consideran que son muy necesarias.
El primero en hablar fue Pelusa, un hermoso perro pequeño el que pide una ley que obligue a su dueña a sacarlo de paseo todos los días y a poder comer comida casera y no balanceada encerrado en la terraza a pleno sol.
El tortugo pidió la palabra para pedir una ley que obligue a su dueña a ponerle un jardín y no tener que esconderse bajo el lavarropas para poder dormir.
A todo esto contestaron los pájaros pidiendo una ley que les permita vivir en libertad y no todos juntos: canarios y jilgueros cantando con un ruido ensordecedor y sin poder contemplar el cielo.
A todo esto se agregó la queja de un hámster y su numerosa familia, que se encontraban en una pequeña jaula pidiendo poder correr por el campo y no tener necesidad de girar sobre una pequeña rueda para mantenerse ocupados.
En ese momento se escuchó el ladrido de un enorme perro: Capitán que pedía una ley que permitiera a su pequeño dueño que lo pudiera conservar a pesar de que su padre no lo quería.  A lo que se unió el pedido de Birone, un perro Beagle de caza que lo único que quería era una ley que obligara a su dueña a sacarlo de paseo, cosa que no sucedía porque él se escapaba. Al finalizar el debate se escuchó el pedido de Quique un hermoso conejo muy querido por su dueño, pero que quería tener una enorme familia con muchos hijos y no se lo permitían.
Al finalizar la reunión cada mascota volvió con su dueño en espera que se promulguen las leyes, pero a la salida todos se acercaron a un hermoso árbol que había en la puerta… y todos marcaron su terreno!






Crónica 

 Autora: Sra. Eduarda del Rio  

11/11/2009


Año 1968.
Niñas de 8 y 6 años. Papas.
Jaula con 2 ó 3 canarios muy cantores.
Tía embarazada.
– “¿Y si compramos una canaria para que las nenas vean el nacer  a la vida?”…
                        , para nido, arpillera para el nido, huevitos.
Todas las mañanas antes de salir para el colegio, a mirar a la canaria empollando sus huevitos.
Cuando por fin una mañana : - “¡Qué asquete! “– fue la exclamación a dúo.
Llegamos a tener  como 40 canarios en el jaulón:  Pirata , Pinocho, Renguito, Manchado, etc. etc. y los reconocíamos a casi todos.






La Luna de Valencia

Autora: Sra. Elena Viñas  

18/11/2009



¡Qué despiole se armó después de lo que contamos sobre nuestras mascotas!
Parece que este fin de semana pasado hubo un gran revuelo en la Luna de Valencia.
Es que nos venimos a enterar que nuestras mascotas, que por distintas circunstancias  se retiraron de este mundo. Vaya a saber por qué coincidencias, después de ambular de nube en nube, anclaron en la Luna de Valencia. Aunque son nuestras mascotas, nosotros en muchas cosas también coincidimos, no en vano estamos aquí.
Y es así como se vinieron a conocer Quique (el conejo de Enrique), con Titilo (el gato de Elena). Por supuesto están más viejos. Con sus largas barbas blancas y sus anteojos, parecen 2 patriarcas.
Pero no termina aquí la cosa, el hámster de Estela también eligió esta Luna, lo mismo que el perrito de Lidya.
Así es que decidieron ubicar a las mascotas que todavía están vivitas y coleando. Quique buscó a Bizcocho que andaba por España y lo encontró enseguida. Titilo le pidió por SMS ayuda al beagle Bayron (pues conoce sus dotes de rastreador). Así es que husmeando y husmeando Bayron encontró a los pajaritos del papá de Eduardita, que andaban por los árboles de la reserva ecológica de Costanera  que tanto le gustan a Graciela. También encontró al  tortugo de Estela que dormitaba plácidamente bajo el aloe vera de Marta. En la plaza de la esquina aparecieron las crías de Hamster comiendo lo que encontraban, y a Capitán que los entretenía con sus volteretas.
El tema era cómo trasladar los que habitan la Luna de Valencia a Buenos Aires.
Al conejo Quique se le ocurrió pedir ayuda a Labrador (eximio nadador) para que guiara a la Luna de Valencia para cruzar el océano y anclar en la Reserva. Raudamente Labrador puso manos a la obra y así se encontraron todos.
Realizaron un cónclave y decidieron por unanimidad crear un Taller que reivindique el principio: NO PODEMOS VIVIR LOS UNOS SIN LOS OTROS, LA MADRE NATURALEZA ASI NOS LO DEMUESTRA TODOS LOS DIAS!!






Mi Querida Mascota
    
Autor: Sr. Enrique Giaroli -    

Noviembre de 2009

Era una cosa negra y chiquita cuyo morro se movía constantemente y fue un amor a primera vista. Nos miramos y supimos que éramos uno para el otro. Cuando mi padre me lo entregó apenas si asomaba de su puño.
Lo bauticé “Quique” como mi apelativo. Era un conejito de pelo muy negro y sedoso, al que daba gusto pasar la mano sobre su lomo. Yo tendría por aquel entonces 9 años y él junto con una bicicleta,  fueron los dos últimos regalos que me hiciera mi padre antes de morir trágicamente en un accidente automovilístico.
Vivíamos por entonces en un departamento en planta baja que se comunicaba con otros, a través de un entretecho, que paso a ser la casa de “Quique”. Allí subía yo todos los días para ponerle pastito tierno y zanahorias que era lo que más le gustaba.
A medida que fue creciendo pasó a ser la mascota del barrio, por lo menos de mi barra ya que se hizo amigo de todos. En temporada de verano ante una indicación de mi madre, recorría media manzana y se paraba en sus patitas traseras para hacerme notar que era la hora de volver a casa.
El día de su “desaparición” entre comillas, junto con la muerte de mi padre deben haber sido las dos cosas que más me hicieron llorar en mi vida, y le pido disculpas por no haber sabido expresar del todo,  en estas líneas todo lo que yo sentía por él, mi querido conejo “Quique”.







Mi Mascota 

Autora: Sra.Celia Siritto

07/12/11


Conocí a “Lila”, mi actual mascota, cuando hace 12 años mi marido apareció en casa, con una perrita bretona preciosa, de 3 meses, semi adiestrada, había que concluir esa obra y continuarla. Yo sabía que él lo iba a lograr, dada su pasión por los animales y su conocimiento sobre los mismos, pero yo me resistía pensando en los olores, su baño, las vacunas, las visitas al veterinario, sus salidas diarias, etc., etc. y siempre me mantuve distante. Hasta que murió Carlos y ella se resistió a comer y a tomar agua. Fue cuando yo la lleve al consultorio veterinario y me dijo: “Es un animal, vos vas a pasar a ser su amo”.
Así que cambió totalmente su personalidad y pasó a ser sociable, cariñosa y expansiva, en vida de mi marido nadie se podía acercar a él, porque hasta intentaba morderlo, así hacía cuando llegaban mis hijos con sus familias. Ahora eso no le importa y juega y sale a pasear con quien la lleve. Simultáneamente le detectamos un tumor de mama, que no modificó su conducta y que por consejo médico y dada su edad, se decidió no operarla y esperar la evolución natural.
A mí nunca me habían interesado los animales, a pesar de haber convivido con: perros, patos, corderos, caballos, hasta gallaretas, etc. en mi niñez.
Creo que nunca los miré.
Pero este es un legado del que me ocupo y me preocupa, además me recibe cada día con afecto, mirándome a los ojos y esperando que tome las llaves para salir a pasear o asediándome cuando llega su hora.
Es un regalo del que “me enamoré”.




El calidosos Flaco del Tango y sus compañeras y cumpas del Taller   

Autor: Sr. Jorge Gullco

Noviembre de 2011


Cuando Adriana planteó en nuestro TALLER MEMORIA CON YAPA la posibilidad de compartir una reunión con grupos de gimnasia mental que se desarrollan en otros centros institucionales de la ciudad de
Buenos Aires para que conociésemos en conjunto esa labor, lo primero que se me ocurrió fue transmitir lo que podría ser una crónica viva de lo que hacemos habitualmente en el grupo.
Imagino que los otros talleres bocetarán cosas parecidas.

Por qué me detengo en este esquema? . Las acciones que acostumbramos hacer surgen en función de los "disparadores" o programas encarados por la Coordinación o de las iniciativas que surgen espontáneamente en el grupo con motivo de cuestiones circunstanciales de interés público o acontecimientos del orden local o internacional que pueden hacer vibrarnos a unos y otros. Estimo que estas experiencias adquieren una riqueza conceptual, emotiva y didáctica de indudable valor para quienes protagonizamos las sesiones. Porque siempre, siempre, generan situaciones gratificantes. Ya sea por el tema que se está tratando o por los personajes que intervienen. Esta es la estructura sobre la que se apoya  nuestra instalación de hoy.


TANGO e INDICIOS son factores asiduos en el grupo. No son los únicos, claro está.
Deparan intercambios jugosos, divertidos, instructivos. Y hasta sorprendentes. Es que contamos con Ricardo, el calidoso Flaco del Tango, un personaje impar. Mágicamente, hablando de tango el intercambio con él genera emotivos espacios de rememoración de  hechos, situaciones, lugares de la ciudad, cosas que prácticamente todos hemos vivido  tanto por experiencias propias como que hemos absorbido en el curso de nuestras  existencias por la dinámica historia cultural porteña.

Porque además de la freática - por lo vital y refrescante- memoria de este tipo singular, el estilo con que expresa sus ideas y recuerdos constituye un riquísimo aporte de calidad humana. Exagerando un poco diría que torna multicolor la imagen de este grupito de veteranas y veteranos muchas veces agrisados por circunstancias
individuales.  Y la paleta o pinceles  de esta obra es armonizada por la Coordinación que desarrolla y le da envión a estos emergentes  y optimiza el conjunto dotándolo de mayor sentido, incrementa la calidad de las emociones,  de las sensaciones percibidas y de los conocimientos que se aprenden y aprehenden.

En síntesis, el Universo Tango con el que convivimos los rioplatenses es un fecundo
disparador en nuestro taller de gimnasia mental y nos regala, como en este caso, la  oportunidad de conocer bastante a un genuino representante del ejercicio de memoración que nos brinda simultáneamente su bonhomía y calidez.  Esta sana influencia es a no dudarlo realmente destacable.

Ocurre que la mención y y repaso de obras tangueras y de sus responsables lleva
gravitatoriamente a meterse entre los meandros de períodos históricos y lugares. Da para discurrir sobre el lenguaje que hablábamos y hablamos, acerca de modas, ritmos dancísticos, publicidad, manera de comunicar noticias, radio, tv, etc.

Y esta experiencia referida a un tema y a un personaje podríamos tomarlo como ejemplo o módulo de lo que puede estar sucediendo con otros grupos de dinámica mental, en los cuales los ingredientes pueden ser diferentes, pero los resultados quizás son equivalentes.

Esta instalación o mostración que estamos presentando puede articularse de variadas
maneras. Quizás con un juego de Indicios para detectar características de obras
determinadas.

O armando el  Juego de "Pregúntenle a Ricardo" en un hipotético "Club de los Memoriosos del Tango" suponiendo que encontremos al estimado amigo en algún momento propicio y respondiendo espontáneamente lo que se le ocurra y según se le interrogue.

Ilustrando con apoyo sonoro la pieza de la que se hable. Y bailando Ricardo, claro.

Permítanme repetirme.  RICARDO EL FLACO DEL TANGO. Realmente un caso curioso de capacidad memorística, con gran don de gentes, un dechado de amabilidad y genuino aprendiz de cosas a cada momento.
Ricardo es un porteño setentón/ochentón, alto, delgado, con una constante gorra cubriendo su pelada, imagino, porque nunca se la ví. No lo concibo sin su tocado.
Me identifiqué con él desde el principio de nuestro conocimiento hace un  par de años,
porque el hombre es de Villa Urquiza, mi barrio natal, y solemos coincidir en recuerdos sobre potreros, callecitas, veredas, barriletes, patios y demás aventuras que también Borges supo describir.
Como ese poema dedicado a Villa Urquiza cuyo original manuscrito en los años ´20 con esa su letrita paqueta y ordenada se conserva en mis archivos familiares, resultado de inspiradas publicaciones cuasi artesanales de entonces.
Ricardo es un tipo que ha mamao tango desde siempre.
Según nos comenta toda la vida se ha dedicado, además, a la milonga, pero a la milonga auténtica, no a las que se experimentan en clubes presumidos, lunaparkes y otras desnaturalizaciones turísticas.
Es un flaco calidoso, desde su expresión facial hasta su verba, dulce, amistosa, para nada engreída ni agresiva. Se hace querer por todos y lo admiramos con ganas. Resulta que amén de sus cualidades personales, el amigo conoce de tango y todo lo que eso implica: un universo de saberes, que resultan normalmente alejados del común de los porteños veteranos aunque muchos pretendan considerarse juanmondiola o equivalentes.
Es cuestión de mencionar o canturrear un tango, o una canción, o una milonga para que se iluminen sus ojos como si hubiese hecho click de computadora para oirle expresar: por ejemplo, ésa es una versión de Fulano, de 1938, con la orquesta de Merengano, el cantor es Perengano, pero hubo otra con la orquesta de Refulano del año 42, con las voces de Truco y Envido.... Y así por el estilo. Y muchas veces, nuestra oportuna psicóloga coordinadora se acopla a esa movida,  le hace plick a su cajita mágica computadora digital y nos sorprende gratamente dejando escuchar las notas y voces mencionadas.

Así es.  Si hablamos de milonga, El Flaco las conoce todas y las bailó todas incontables
veces en clubes barriales y piringundines de la más variada estofa. Tiene facha espigada, elegante, y siempre aparece bien afeitado y vestido y hasta con los zapatos lustrados y brillantes, imagino,  porque siempre nos miramos a los ojos, frente a frente, chamigo ....

Ricardo ha ejercido variadas actividades desde su niñez humilde. Entre otras, fue camionero, taxista, y creo que colectivero también -como lo fue el Polaco Goyeneche- y ha recorrido tanto todo el país argentino como la capital porteña. Preguntale, por ahi por dònde está Ombú, la casi única calle circular de Buenos Aires, te mirará sonriendo, enarcando las cejas y dirá dulcemente, ahí en el barrio de las embajadas en Palermo, y hay otra, de eje circular incompleto La Haya, en un recodo chiquito de Parque Chas....

El Flaco es como para que le disparen preguntas en torno de vocalistas, directores e
instrumentistas de orquestas típicas, compositores auténticos o aquellos que se afanaron obras no registradas. O sobre boliches, denominaciones arrabaleras o lo que se te cante; generalmente te responderá acertadamente, y si no lo sabe lo dirá con un querible "no lo sé"... Siempre está aprendiendo nuestro Flaco del Tango...
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Hay otros personajes en el grupo, citemos a Clara,  que es una especie de clon de Ricardo en versión femenina, pero de otra formación cultural, con muy estudiados conceptos, y a quien su gusto por las temáticas tanguísticas se extiende, asimismo, a su pasión por esa danza.
Y están Antonio, porteñísimo siciliano que debe ser uno de los más apasionados
escuchadores históricos de El Zorzal del Abasto, que desde los tiempos de la radio a
galena, las radios capilla, y los incipientes transistores sigue poniéndole oreja a las emisoras que cultivan el recuerdo de El Morocho. Y quien nos alcanza reciencito sus sentidas pero elaboradas definiciones: "Yo pienso que el tango es la música popular que permite expresar en forma armónica y sensual lo que uno siente o sintió por acontecimientos que presenció o compartió en su vida cotidiana".

Y mencionemos a Raúl, talentoso violinista de agrupaciones sinfónicas y orquestas típicas afamadas de todos los tiempos, quien suele departir apasionadamente con unos y otras mientras escarba detalles de su abundante anécdotario.
Incluyamos a Sara, exquisita coreuta con declarada vocación por la música antigua y por toda experimentación sonora de genuina sensibilidad, desde los madrigales románticos, los cantos gregorianos y las expresiones creativas electroacústicas de los compositores contemporáneos. Digo la delicada Sarita que muchas veces nos sorprende tarareando Mano a Mano o trayendo underrepente algún verso milonguero de los tiempos de Niní Marshall.

Pero bueno, vecinas, vecinos, esas son otras historias. Las de Hilda, de Juan, de Jorge, de Mercedes uno y Mercedes dos, de Elena, de Enrique, en fin....

Propias de los hijos y moradores de nuestra multifacética ciudad.

Experiencias de vida que también nos transmiten María Celia, Rubén, Raquel, Margarita, Elizabeth, Antonia, Aldo, María Esther...

Estas estimadas hebras individuales entretejen un ñanduty existencial particularmente atractivo que visualizamos en jardines, pasillos y salones del taller, mientras nos acompañan silenciosa, indiferentemente, los robustos gatos del Ameghino , la gran higuera, los canteros revitalizados por "las chicas jardineras"...

Historias que con sus más y sus menos nos tocan a todos los porteños
y porteñas.

Nos autocalificamos como Taller de Memoria con Yapa....Por eso: Chan ... chán!





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